viernes, abril 06, 2018

El Ciclo del derrumbamiento....Por Driss Jebrouni




El Ciclo del derrumbamiento

 (La verdad es revolucionaria y la mentira es reaccionaria)   A. Gramsci

-Por Driss Jebrouni



 El escritor y diplomàtico, Abdelkader Chaui con el autor del articulo, Dris Jebrouni

AbdelKader Chaoui, (en crítica literaria y pensamiento político con una obra numerosa a sus espaldas) es nuevo en lo que a novela se refiere, – Bab-Taza, es su tercer trabajo narrativo – y sigue perfeccionando su fuste de narrador y su estilo, perfectamente clásico, en donde la frase se abre o pone en duda; en donde los excursos y vacilaciones retóricas juegan un papel fundamental. Así como el disperso ensamblaje del texto. Creo que, si hay avance, es sobre todo, en su vuelta a describir y a contar, en su nuevo humor; y ese podría ser el camino que le permitiese escapar de un método en el que ya parece sabérselo todo. Con su última novela Chaoui sigue con el ciclo de todo se derrumba:



« Bab taza » la obra de Abdelkader Chaui

-“Erase una vez…”, el derrumbamiento de una experiencia política con todos sus ideales.
-“Guia de vigorosidad”, el vigor de una juventud que se derrumbó con todos sus sueños y su romanticismo.
       En su última novela, Bab-Taza, Chaoui, está recogiendo sus pasos, se dice de la persona que antes de morir, vuelve a los lugares más íntimos y queridos, y en Chaoui han muerto sus dobles, “la importancia de la escritura como medio redentor del polvo acumulado en la superficie de la memoria.”( I. Jativ)
       El derrumbamiento para Chaoui es una prolongación estética (cómo convertir la ruina en forma, página 16) una guardarropía de signos, un espacio para la palabra y la fábula, en el que se entremezclan lo textual y lo real, se persiguen con furia y hay una voluntariosa propuesta de luz que enfrenta a las tinieblas.
       Asistir a la disolución del propio mundo conlleva un sentimiento de desasosiego, que puede llegar a invadir las capas más profundas del ser humano. Y cuando esto llega, salta en pedazos el delicado equilibrio que el hombre pugna por establecer entre él y su entorno.
       En Bab Taza, palpamos la irrefrenable disolución y derrumbe de un modo de vivir cuyos resortes, al saltar, arrastran consigo las hasta entonces inconmovibles seguridades. Pero ¿Es todo lo que ocurre cuando algo cambia? ¿Hay algo que oponer al derrumbamiento total, y personal en un mundo que se lanza hacia delante? Son las preguntas que envuelven una necesaria búsqueda del sentido, y que Chaoui, el autor de Bab Taza, planteaba ya en su primera novela, escrita desde la cárcel.
       Escrita desde originales puntos de vista, la novela va desplegando ante el lector el proceso de cambio, de un mundo, a través de sus protagonistas, que lo sufrieron en sus propias carnes, víctimas y signo al mismo tiempo de las transformaciones a las que se ve abocado.
      Las novelas de Chaoui, se distinguen con su carácter político, y esto es debido a su experiencia política personal, la lucha política, la clandestinidad, y la cárcel. Todo arte es político, plantea nuestra situación individual y colectiva a través de las leyes estéticas. Chaoui emprende la batalla en todos sus libros, y en sus novelas encontramos reflexiones políticas. Bab Taza, es una novela autobiográfica. En esta novela, el autor no recurre a la imaginación del escritor, sino que recurre a la memoria, nos presenta personajes reales, de la misma realidad con nombres y apellidos, y hechos de la misma realidad, cada uno con su nombre y su documentación histórica verdadera, es un tema que encontraremos en el destino personal del autor, Y es que la revolución fue traicionada, y en estas condiciones y circunstancias la crítica es imposible en los dos niveles, el real vivido por el autor, y el literario, la realidad no se  puede criticar, sólo se puede analizar, ese análisis lo realiza Chaoui.
       Pero, hay algunas preguntas que se plantean: ¿Ha dicho todo? ¿Ha dicho la verdad?
Es indudable, y de aquí, podemos considerar que todo es individual y personal. AbdelKader Chaoui, toma una posición desde la izquierda, que le enfrenta dialécticamente a la izquierda. Es un testimonio implacable, lleno de sentimientos, nostalgia, y sueño romántico…También encontramos en la novela a un escritor dividido entre la experiencia dolorosa que lleva a cuestas, y su fe, y su sueño perdido. La novela es una autobiografía real, un testimonio histórico con valor literario.
        La lectura inicial de esta novela resulta difícil y hasta árida. Una historia desdibujada, y unos personajes reales, y un narrador omnisciente que nos aclara niveles del discurso, crean una atmósfera opresiva en la que lo vivido y lo soñado, lo real y lo imaginado se confunden.
Los hechos se localizan en Bab Taza, Abdel-Lah Almutauakil, periodista enviado por un periódico de Casablanca para investigar y realizar una crónica sobre la muerte en circunstancias confusas de Mohamed El Maguti, en una conversación telefónica, le pide el director de su periódico dirigirse urgentemente a Tetuán para cubrir los sucesos sangrientos que estallaron, en aquella ciudad del Norte, los hechos se precipitan y el narrador cifra su narración en torno a un hilo conductor, que se va hilvanando y entretejiendo de sucesos, tramas o instancias ya evocativas, ya crítico-políticas, sin olvidar las coordenadas de espacio
(Sitio, lugares)  y tiempo (épocas, períodos históricos) como constantes referencias situacionales. Bab -Taza es la síntesis de la Historia del Norte de Marruecos, después de la independencia, el abandono, la marginación, el subdesarrollo y la depresión económica, que obligó a muchos de sus habitantes a emigrar al extranjero, o a otras ciudades del país. Sin embargo, los signos de triunfo social esconden siempre en los personajes un miedo irreprimible al fracaso. Pero, la sola aproximación a los personajes podría hacernos perder de vista el sentido último de la novela, si no lo ponemos en contraste y no sólo en contacto, con su entorno social. En efecto, el relato, que el autor estructura sobre tres períodos de la vida de Bab-Taza, despliega en tres fases un mismo proceso de cambio: el pueblo prosperó como enclave militar estratégico en tiempos del protectorado español, el cambio que experimenta una comunidad con el advenimiento de una cultura extraña; la iglesia;  el bar de Domingo, la mezcla de las lenguas, la administración española, cuarteles militares, “Todo por la patria”.
       Doña Juana, la maestra del pueblo, era amiga de todos, entraba a todas las casas, y curaba con sus dulces palabras de miel, el Mezgueldi recuerda con nostalgia aquella época, “Bab Taza, vivía a su aire, y los españoles que convivían con nosotros, eran nuestros hermanos, en todo, Paco, Domingo, María, Manolo y otros”…
       Después de la independencia, en los años setenta, algunos jóvenes de este pueblo por su propio esfuerzo personal llegan a ser, miembros relevantes, después, todo se derrumba en los años setenta…
      De este modo, las tres partes de la novela, vida / ruinas, la muerte en circunstancias confusas de Mohamed El Maguti, vuelta a la aldea de su hijo El Mofadal, el piloto, que estuvo encarcelado en Tazmamart, por participar en el golpe de Estado fallido en 1972, para la comunidad que ve en silencio la llegada de Mofadal, supone un cambio de perspectiva. El contraste del personaje que retorna y la sociedad que encuentra, producirá el desajuste, (Bab –Taza o el destino de todo el Norte) que estallará en lo sucesos sangrientos de Tetuán, de 1984.
Y volvemos a preguntarnos como al principio: ¿Es la huida lo único que queda cuando todo se derrumba? A mi modo de ver, hay una posible respuesta directamente insinuada por el autor, y que toca las relaciones que configuran la novela. A. Almutauakil, cuya tensión llega al máximo al ver cambiada la aldea, y cuyos amigos y gente del pueblo va descubriendo reacios a hablar, siente que no hay un lugar para él en la nueva situación, y renuncia a cambiar sus criterios para adaptarse. Los habitantes sometidos al silencio, reciben en su propia piel las agresiones, no reaccionan ante hechos inauditos, y saben que su mundo de vida que fue armónico se derrumbó y acabó en ruinas.
        AbdelKader Chaoui, sabe lo que está planteando: donde un mundo acaba para unos, una nueva situación comienza para otros: el cultivo de Hachich, que ha prosperado en la zona, pero ¿Es esto justo? La historia sigue juzgando, pero su modo de escritura condiciona su validez misma, como deja ver el autor en la misma novela. Sin embargo, en el fondo mismo de las cosas la respuesta está en el hombre, en su inmensa capacidad de adaptación, en su deseo de mantener la serenidad que haga posibles las relaciones comunitarias. Y por eso, vale la pena esperar.

       AbdelKader Chaoui revisa también, en forma crítica, y hasta con bronca, sí contenida, desbordada por momentos, actuaciones, creencias ideologías, móviles idealistas de la gente de su propia generación, en una situación política y social que abarca un período tumultuoso de las tres épocas de Bab-Taza. La crítica y la autocrítica se entrecruzan con lucidez y la comprensión, sin olvidar la verdad. Aunque no sólo se cifra en la situación del Norte de Marruecos, sino que incide con ironía y no sin humor, en el contexto de todo el país. También afloran interrogantes más inquietantes en torno al sentido y a la razón de tanta irracionalidad. Y el anejo es entonces como un reproche o un desahogo que llega hasta el silencio de Dios.

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