domingo, julio 27, 2014

Medios occidentales temen hablar de fascismo... en su contexto israelí Alan Hart

en su contexto israelí





alanhart.net

Hay un debate en Israel sobre si el Estado sionista se encuentra en el terreno resbaladizo hacia el fascismo o si ya es fascista. Que yo sepa los medios dominantes occidentales no han llamado la atención sobre este hecho.
Fue Albert Einstein, padre de la física moderna, quien, junto con otros judíos muy influyentes, alertó primero sobre el peligro del ascenso del fascismo en Israel. En una carta al editor deThe New York Times publicada el 4 de diciembre de 1948, cuando Menachem Begin estaba recabando la ayuda de EE.UU. dijeron lo siguiente:
“Entre los fenómenos políticos más inquietantes de nuestra época tenemos, en el Estado recientemente creado de Israel, la aparición del «Partido de  la Libertad » (Tnuat Haheteur) (1), un partido político con un enorme parecido en cuanto a su organización, métodos, filosofía política y planteamientos sociales, con los partidos nazi y fascista.
“Dicho partido ha sido formado por los miembros y partidarios del antiguo Irgun Zwai Leumi, una organización nacionalista de extrema derecha en Palestina.
“La actual visita del jefe de esta agrupación, Menajem Begin (2), a Estados Unidos, obviamente se ha calculado para dar la impresión de un apoyo estadounidense a su partido para las próximas elecciones israelíes y para cimentar vínculos políticos con los elementos sionistas conservadores de Estados Unidos.
“Muchos estadounidenses de reputación nacional han prestado sus nombres para acoger esta visita.
“Es inconcebible que quienes se oponen al fascismo en el mundo entero, si están correctamente informados sobre el pasado y las perspectivas políticas de Begin, puedan añadir sus nombres y su apoyo al movimiento que representa.
“Antes de que las contribuciones económicas y las manifestaciones públicas de apoyo a Begin causen daños irreparables y antes de dar en Palestina la impresión de que una gran parte de Estados Unidos apoya a los elementos fascistas de Israel, el público estadounidense tiene que estar informado del pasado y los objetivos de Begin y su movimiento.
“Las declaraciones públicas del partido de Begin (3) no muestran su auténtico carácter. Actualmente hablan de libertad, democracia y antiimperialismo, mientras que hasta ayer predicaban abiertamente la doctrina del Estado fascista.
“Pero sus actuaciones traicionan sus palabras y muestran el auténtico carácter de este partido terrorista. De sus acciones pasadas podemos deducir lo que puede hacer en el futuro.”
Más de seis décadas más tarde, bajo el título Weimar en Jerusalénel ascenso del fascismo en Israel, Ury Avnery escribió: “A lo largo de los años, se han cuidado mucho de no mencionar la palabra fascismo en el discurso público. Trae recuerdos demasiado monstruosos. Ahora se ha roto este tabú.”
Avnery recordó que Yitzhak Herzog, ministro de bienestar social en el gobierno Netanyahu, miembro del partido laborista, nieto de rabino e hijo de presidente, había dicho unos pocos días antes que “el fascismo toca los márgenes de nuestra sociedad”. Se equivocaba, declaró Avnery. “el fascismo no sólo está rozando los márgenes, está rozando el gobierno para el que trabaja, y  la Knesset , de la que es miembro”.
Como Einstein, Avnery advirtió de que “el fascismo abrumará Israel” a menos que las fuerzas progresistas “despierten del coma, comprendan lo que está pasando y adonde lleva.”
El 3 de septiembre bajo el titular de Ha’aretz “El fascismo ya está aquí”, Yossi Sarid escribió que “La democracia israelí sirve sobre todo para la decoración, como un árbol cultivado por su belleza, no para dar su fruto”.
Sarid preguntó que podrían hacer un ciudadano o ciudadana cuando su alma “esté harta de la ocupación.” Y su respuesta fue:
“Si participa en la lucha popular contra el muro de separación, será enterrado fuera del recinto del cementerio; si se manifiesta en Sheikh Jarrah, sentirá la mano dura de la policía; si es profesor universitario, enviarán a los controladores a perseguirlo en nombre del sionismo; si pertenece a un grupo de teatro, alguien que todavía puede ver  la Línea Verde  en el ojo de su mente, amenazará a la fuente de sus ingresos; si es un director de escuela quien intenta no apoyar los asentamientos, buscarán otra institución para su persona porque no hacemos las cosas de esa manera; si es un juez que se atreve a negar que la seguridad tiene máxima importancia, lo culparán por el derramamiento de sangre; si es un periodista que se niega a sumarse al coro, habrá gritos para que se boicotee su periódico; si es un ciudadano que quiere proteger a un niño amenazado de expulsión del país, también será colocado en la lista negra como enemigo del pueblo, y suma y sigue.”
En una investigación especial para Ynetnews el 21 de octubre, Uri Misgav informó de que “los expertos estaban divididos sobre si las tendencias nacionalistas en Israel son equivalentes a fascismo”.
Señaló que durante años los manifestantes de izquierdas habían coreado “¡El fascismo no pasará!” pero  la Izquierda , agregó, “sigue decayendo, mientras el fascismo se afianza cada vez más en este país. Partes significativas del público judío apoyan principios nacionalistas y fascistas flagrantes, como lo muestra un sondeo de Yedioth Ahronoth y de la doctora Mina Tzemach publicado la semana pasada, incluidos la limitación de la libertad de expresión y asociación así como del derecho al voto sólo para judíos.”
Como señaló Misgav, hay expertos que advierten contra el uso del término “fascismo” con demasiada ligereza y que se le quite valor. Se citó una declaración del profesor de  la Universidad Tel  Aviv, Yossi Shain: “La pregunta es si existe una amenaza para la democracia”.
Entre los que piensan que existe una amenaza semejante hubo varios cientos de miembros de grupos juveniles que realizaron mítines en todo Israel para condenar la decisión del gobierno sobre el juramento de lealtad como racista y antidemocrática. Fue después de que actores y autores protestaron en Tel Aviv, leyeron en alta voz  la Declaración  de Independencia y publicaron un nuevo documento intitulado “Declaración de Independencia del Fascismo”. Uno de los iniciadores de la protesta, el autor y periodista Sefi Rachlevsky, dijo: “Este pueblo exitoso y miserable, que vivió la persecución y un holocausto, merece independencia, democracia y una vida libre de fascismo. La verdadera lucha actual no es entre izquierdistas y derechistas, sino más bien, entre demócratas y fascistas.”
Misgav también señaló que algunas personalidades religiosas están intranquilas por las recientes tendencias. Citó al rabino Dr. Donniel Hartman, quien dijo:
“Vimos la aparición de un nuevo judío en Israel; esto no incluye solo a Lieberman, sino más bien a cualquiera que votó a favor de la ley del juramento de lealtad, incluidos los partidos religiosos. Este judío ya no se interesa por la religión ni por los valores judíos, sino que, más bien, utiliza su condición de judío para producir odio y nacionalismo. El discurso alrededor del juramento de lealtad provoca una situación corrupta: En lugar de que se utilice el judaísmo para criticar el nacionalismo… se convierte en un medio que conduce al fascismo.”
Como observó Einstein hace tantos años, el público estadounidense “debe” ser informado sobre lo que sucede realmente en Israel. Pero no existe ninguna posibilidad de que así sea mientras los medios dominantes no estén dispuestos a ofrecer la oportunidad de expresarse a los judíos israelíes capaces de ver la llegada del fascismo.


Alan Hart ha sido corresponsal extranjero de ITN y de Panorama de  la BBC. Ha cubierto guerras y conflictos dondequiera ocurrían en el mundo y se especializó en Oriente Próximo. Autor de: Zionism: The Real Enemy of the Jews: The False Messiah. Tiene su blog en www.alanhart.net

sábado, julio 19, 2014

Lo que hicieron de mi Los Nazis y Los Israelíes


Patología de la Memoria,La Memoria rota de los judíos del norte de Marruecos


Patología de la memoria
 Edmond Amran el Maleh (Safi, 1917- 2010) es novelista y ensayista marroquí
. Es autor de Recorrido inmóvil (Ediciones Libertarias-Prodhufí).


Bajo el título de Memoria rota de los judíos del norte de Marruecos (EL PAÍS, 29-03-06) y con motivo del cincuentenario de la independencia de Marruecos, la escritora Esther Bendahán realiza un análisis pretendidamente histórico sobre los judíos del norte de Marruecos. Sigamos su recorrido, que nos conduce a un juicio inapelable, resumido en esta fórmula lapidaria: "De los judíos que allí vivieron durante siglos, sólo queda la memoria rota". He aquí una extraña patología de la memoria que deja perplejo. Pero veamos las cosas de cerca. En su obra de obligada referencia, Une histoire de famille, Joseph Toledano desvela que Dahan o Bendahán es un patronímico de origen árabe, relativo al oficio de pintor, barnizador, un apellido muy común compartido por judíos y musulmanes.
Por otro lado, la escritora es originaria de Tetuán (salvo error por mi parte), una ciudad heredera de la cultura andalusí, difícil de presentar en fragmentos, pues introduciría separaciones en esa cultura real, sólidamente asentada desde siglos, en la que se manifiestan las aportaciones judía, andalusí, árabe, bereber o castellana, en un entramado complejo de enorme creatividad.
Continuemos. Sírvanos por el momento una información muy significativa: Esther Bendahán usa como argumento, ya en las primeras líneas de su artículo, el reciente viaje efectuado a esa ciudad, probablemente en 2005, por unas trescientas personas que visitaron lo que queda de la judería y del cementerio. Precisa que esta visita se hizo bajo la protección de la Policía y del Ejército, ¡nada menos! Pero no menciona que ese cementerio, que tras tantos años no ha sido abandonado ni saqueado, es el testimonio vivo de una presencia milenaria en esta tierra. Sus tumbas son sencillas lápidas cubiertas por dibujos antropomórficos, símbolos enigmáticos de una cultura extraordinariamente original. Olvida que con el aval del Estado de Israel, los activistas sionistas, para borrar toda huella de la presencia judía en Marruecos, como en otros países, se dedicaron a desenterrar los restos de los rabinos para transferirlos a Israel. ¿Quién entonces se afana en eliminar y destruir el testimonio de esa presencia milenaria judía, parte integrante de la realidad del país?
Quizá por la misma época de la visita escenificada por la escritora como llena de peligros, para señalar que ahí yacía "esa memoria rota", tenía lugar en Tetuán una manifestación muy significativa. La Fundación Edmond Amran el Maleh acababa de organizar, el 2 de junio de 2005, un coloquio sobre el patrimonio musical andalusí y la contribución de los músicos judíos marroquíes. Las sesiones se desarrollaron en un ambiente festivo en la Delegación Provincial del ministerio de Cultura, clausurándose con un emocionante concierto interpretado por la orquesta del Conservatorio, que permitió a los asistentes disfrutar por primera vez de algunas composiciones de esos mismos músicos judíos, herederos de la tradición judeo-andalusí. El acontecimiento fue ampliamente recogido por la prensa nacional, y no es necesario extenderse más para convencerse, contrariamente a las aseveraciones fantasmáticas que expone la escritora, de que no hay nada que pueda testimoniar de esa "memoria rota"... Dicho de otro modo, nada que permita afirmar la destrucción de las huellas de la memoria de la presencia judía como elemento constitutivo del país.
Para botón, basta la muestra de las actividades que desarrolla la Biblioteca General de esa ciudad. Su director, Abdelaziz Achahbar, tenaz investigador, lleva un combate incesante por la salvaguardia del patrimonio judeo-andalusí, custodiado en un fondo que, además de suCuadernos y otros valiosos manuscritos, cuenta con monografías eruditas sobre poesía, romanceros o composiciones musicales. Recientemente ha publicado un texto, con reportaje fotográfico incluido, en el que demuestra que el Mellah de Tetuán, su judería, caballo de batalla de la argumentación de la señora Bendahán, nunca fue un gueto de reclusión, sino unos barrios en el seno mismo de la medina, abiertos a la circulación y al intercambio. Incluso vivían en él familias musulmanas. ¿Qué ha conducido a la escritora, a través de ese gesto, que casi podríamos calificar de autodestructivo, a esa suerte de negación de una cultura de la que, sin embargo, es heredera? Se advierten a lo largo de su análisis, contradicciones involuntarias que demuestran la confusión y la falta de fundamento de un escrito que, por desgracia, se asemeja mucho a toda una corriente de literatura que lleva el mismo sello: una negación de nuevo cuño cuyo origen puede situarse en la matriz de la ideología sionista. Se manifiesta en un comercio floreciente de libelos y otros escritos empeñados en querer presentar a Marruecos como un infierno para los judíos, que se sentirían aquí como un cuerpo extraño esperando ser liberados.
No está en mi ánimo iniciar una polémica inútil que iría en contra de la preocupación por preservar cierta verdad. Pero es forzoso constatar que cuando la señora Bendahán aborda la cuestión de la emigración masiva de judíos marroquíes, verdadera tragedia que comenzó en 1948 con la proclamación del Estado de Israel, guarda silencio sobre las responsabilidades determinantes de éste y de sus organizaciones sionistas, que emprendieron un intenso trabajo de propaganda y obra de zapa en ciudades y entre las comunidades bereberes del Alto Atlas, sembrando el pánico y obligando a salir del país a poblaciones enteras. De esta tragedia, Esther Bendahán sólo se acuerda del naufragio delPiscis en aguas de Alhucemas, el 11 de enero de 1961, en el que pereció casi la totalidad de los emigrantes clandestinos judíos marroquíes que en él viajaban. Presenta y califica textualmente el acontecimiento de tragedia que "marca profundamente a los judíos marroquíes y en Israel son los héroes de esta comunidad", en la misma línea de los círculos dirigentes israelíes y sionistas que quisieron convertir el naufragio del Piscis-Ergos en el símbolo que selló un momento crucial en la historia de los judíos marroquíes. Después de este suceso, las salidas masivas del país pudieron realizarse con el consentimiento tácito de las autoridades. Habrá que decidirse un día a denunciar los sórdidos regateos que permitieron cerrar los ojos ante ese éxodo, contrario a los intereses del país y a la justa causa del pueblo palestino, al suministrar al Estado de Israel hombres y mujeres que dieran consistencia a su ocupación colonial, además de una fuente de mano de obra barata.
La señora Bendahán concluye por un reto: "Que sean los ciudadanos marroquíes (...) quienes sepan distinguir el conflicto con Israel de la violencia antisemita en contra del pueblo judío y se enfrenten por propia iniciativa y con vigor a las atrocidades cometidas por los fanatismos". Puede estar segura de que Marruecos, desde el pueblo colectivamente hasta su más alta autoridad, Mohamed VI, nunca ha cedido a ninguna tentación de mezclar su apoyo sin fisuras a la causa del pueblo palestino con cualquier forma de antisemitismo. Fue la nación en su unanimidad la que se levantó sin distinción ninguna en mayo de 2003 para condenar los atentados terroristas de Casablanca, y ello a pesar de la virulencia de las prédicas extremistas. ¿Dónde está pues ese fanatismo que quita el sueño a Esther Bendahán?
Edmond Amran el Maleh (Safi, 1917- 2010) es novelista y ensayista marroquí. Es autor de Recorrido inmóvil (Ediciones Libertarias-Prodhufí)

jueves, julio 17, 2014

HASTA CUANDO EL GENOCIDIO EN GAZA? EDUARDO GALEANO.

HASTA CUANDO EL GENOCIDIO EN GAZA? EDUARDO GALEANO.

Posted on julio 16, 2014 by pueblossinfronteras
GAZA                                                                     
Por Eduardo Galeano 
(Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró.)

Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.
Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.
Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelí usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina. Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.
Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros. ¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?
El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.
Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.
Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.
La llamada comunidad internacional, ¿existe?
¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?
Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.
Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.
La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.

"¿Hasta cuándo?" Por Eduardo Galeano


"¿Hasta cuándo?" Por Eduardo Galeano

 Miércoles, 16 Julio 2014 18:20
Un país bombardea dos países. La impunidad podría resultar asombrosa si no fuera costumbre. Algunas tímidas protestas dicen que hubo errores. ¿Hasta cuándo los horrores se seguirán llamando errores?
Esta carnicería de civiles se desató a partir del secuestro de un soldado. ¿Hasta cuándo el secuestro de un soldado israelí podrá justificar el secuestro de la soberanía Palestina? ¿Hasta cuándo el secuestro de dos soldados israelíes podrá justificar el secuestro del Líbano entero?
La cacería de judíos fue, durante siglos, el deporte preferido de los europeos. En Auschwitz desembocó un antiguo río de espantos, que había atravesado toda Europa. ¿Hasta cuándo seguirán los palestinos y otros árabes pagando crímenes que no cometieron?
Hezbollá no existía cuando Israel arrasó el Líbano en sus invasiones anteriores. ¿Hasta cuándo nos seguiremos creyendo el cuento del agresor agredido, que practica el terrorismo porque tiene derecho a defenderse del terrorismo?
Iraq, Afganistán, Palestina, Líbano… ¿Hasta cuándo se podrá seguir exterminando países impunemente?
Las torturas de Abu Ghraib, que han despertado cierto malestar universal, no tienen nada de nuevo para nosotros, los latinoamericanos. Nuestros militares aprendieron esas técnicas de interrogatorio en la Escuela de las Américas, que ahora perdió el nombre pero no las mañas. ¿Hasta cuándo seguiremos aceptando que la tortura se siga legitimando, como hizo la Corte Suprema de Israel, en nombre de la legítima defensa de la patria?
Israel ha desoído cuarenta y seis recomendaciones de la Asamblea General y de otros organismos de las Naciones Unidas. ¿Hasta cuándo el gobierno israelí seguirá ejerciendo el privilegio de ser sordo?
Las Naciones Unidas recomiendan pero no deciden. Cuando deciden, la Casa Blanca impide que decidan, porque tiene derecho de veto. La Casa Blanca ha vetado, en el Consejo de Seguridad, cuarenta resoluciones que condenaban a Israel. ¿Hasta cuándo las Naciones Unidas seguirán actuando como si fueran otro nombre de los EE.UU.?
Desde que los palestinos fueron desalojados de sus casas y despojados de sus tierras, mucha sangre ha corrido. ¿Hasta cuándo seguirá corriendo la sangre para que la fuerza justifique lo que el derecho niega?
La historia se repite, día tras día, año tras año, y un israelí muere por cada diez árabes que mueren. ¿Hasta cuándo seguirá valiendo diez veces más la vida de cada israelí?
En proporción a la población, los cincuenta mil civiles, en su mayoría mujeres y niños, muertos en Iraq, equivalen a ochocientos mil estadounidenses. ¿Hasta cuándo seguiremos aceptando, como si fuera costumbre, la matanza de iraquíes, en una guerra ciega que ha olvidado sus pretextos? ¿Hasta cuándo seguirá siendo normal que los vivos y los muertos sean de primera, segunda, tercera o cuarta categoría?
Irán está desarrollando la energía nuclear. ¿Hasta cuándo seguiremos creyendo que eso basta para probar que un país es un peligro para la humanidad? A la llamada comunidad internacional no la angustia para nada el hecho de que Israel tenga doscientas cincuenta bombas atómicas, aunque es un país que vive al borde de un ataque de nervios. ¿Quién maneja el peligrosímetro universal? ¿Habrá sido Irán el país que arrojó las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki?
En la era de la globalización, el derecho de presión puede más que el derecho de expresión. Para justificar la ilegal ocupación de tierras palestinas, la guerra se llama paz. Los israelíes son patriotas y los palestinos son terroristas, y los terroristas siembran la alarma universal.
¿Hasta cuándo los medios de comunicación seguirán siendo miedos de comunicación?
Esta matanza de ahora, que no es la primera ni será, me temo, la última, ¿ocurre en silencio? ¿Está mudo el mundo? ¿Hasta cuándo seguirán sonando en campana de palo las voces de la indignación?
Estos bombardeos matan niños: más de un tercio de las víctimas, no menos de la mitad. Quienes se atreven a denunciarlo son acusados de antisemitismo. ¿Hasta cuándo seguiremos siendo antisemitas los críticos de los crímenes del terrorismo de estado? ¿Hasta cuándo aceptaremos esa extorsión? ¿Son antisemitas los judíos horrorizados por lo que se hace en su nombre? ¿Son antisemitas los árabes, tan semitas como los judíos? ¿Acaso no hay voces árabes que defienden la patria palestina y repudian el manicomio fundamentalista?
Los terroristas se parecen entre sí: los terroristas de estado, respetables hombres de gobierno, y los terroristas privados, que son locos sueltos o locos organizados desde los tiempos de la guerra fría contra el totalitarismo comunista. Y todos actúan en nombre de Dios, así se llame Dios o Alá o Jehová. ¿Hasta cuándo seguiremos ignorando que todos los terrorismos desprecian la vida humana y que todos se alimentan mutuamente? ¿No es evidente que en esta guerra entre Israel y Hezbollá son civiles, libaneses, palestinos, israelíes, quienes ponen los muertos? ¿No es evidente que las guerras de Afganistán y de Iraq y las invasiones de Gaza y del Líbano son incubadoras del odio, que fabrican fanáticos en serie?
Somos la única especie animal especializada en el exterminio mutuo. Destinamos dos mil quinientos millones de dólares, cada día, a los gastos militares. La miseria y la guerra son hijas del mismo papá: como algunos dioses crueles, come a los vivos y a los muertos. ¿Hasta cuándo seguiremos aceptando que este mundo enamorado de la muerte es nuestro único mundo posible?